el plan original
Argentina / Paraguay / Brasil / Sudáfrica / Swazilandia / Mozambique / Malawi / Tanzania / Kenia / India / Nepal / China / Vietnam / Laos / Camboya / Thailandia / Australia / Nueva Zelanda / México / Guatemala / El Salvador / Honduras / Nicaragua / Costa Rica / Panamá / Cuba.
CAMBIO DE RUTA
Distintas circunstancias obligaron o sugirieron alterar el trazado previamente diseñado. La mayoría de éstas fueron por consejo de amigos conocedores de las zonas que transitábamos. La primea fue en cuanto al recorrido africano. Nuestro amigo Derrick tenía más contactos en la parte costera de Sudáfrica que si íbamos por Namibia, Botswana, Zimbabwe y Zambia. Además, era preciso evitar pasar por Zimbabwe, país que atraviesa una delicada situación económica, política y social. Por lo tanto, fuimos siguiendo la costa del Índico hasta llegar a Tanzania. El siguiente cambio fue en relación a desde dónde abandonar África. La repentina crisis de Kenya obligó a quedarnos en Tanzania, donde a su vez acortamos el trayecto por lo peligroso que resultó la zona para nosotros.
El cambio más importante fue la decisión de no pasar directamente a la India sino experimentar recorriendo algunos países de Medio Oriente. Esto nos llevó a volar a El Cairo y pasar desde Egipto a Jordania. Si bien Egipto no tiene frontera terrestre con Jordania sino con Israel, por la situación conflictiva de esa zona de Medio Oriente, decidimos no pasar por este país sino sortearlo a través de una conexión por barco entre el puerto de Nuweiba, en el Sinaí egipcio, y el de Aqaba, en Jordania. De pasar por Israel o los territorios ocupados de Palestina, no podríamos posteriormente entrar a otros países árabes, como Siria y Líbano, que recorrimos a continuación.
En Damasco intentamos conseguir el visado para Irán, pero demoraban por lo menos quince días para darnos una respuesta (es decir, más del tiempo permitido por nuestro visa siria para esperarla), por lo que decidimos desviarnos, una vez en Turquía, hacia Istambul en vez de hacia la frontera iraní para, desde allí, volar directamente a Delhi. Sin pasar por Irán y otros países en aquel momento conflictivos, como Pakistán (convulsionado en esos días por el asesinato de Benazhir Butto), retomábamos en India nuestra ruta original.
Ya en ese país, tuvimos otro inconveniente diplomático que nos obligó a la última alteración de la ruta: la entrada al Tíbet, en los momentos previos a los juegos olímpicos de Beijing, estaba absolutamente vedada por los chinos, por lo que debimos saltar desde Kathmandú a Hanoi, sin pasar por China.
En reemplazo de los kilómetros que no íbamos a pedalear en China, alargamos la ruta en el sudeste asiático hasta Malaysia, desde donde volamos a Nueva Zelandia y luego, a través del Pacífico, aterrizamos en Santiago de Chile para hacer nuestro tramo final cruzando al cordillera de los Andes y la llanura pampeana hasta Buenos Aires, de donde habíamos salido un año y doce días antes.
El cambio más importante fue la decisión de no pasar directamente a la India sino experimentar recorriendo algunos países de Medio Oriente. Esto nos llevó a volar a El Cairo y pasar desde Egipto a Jordania. Si bien Egipto no tiene frontera terrestre con Jordania sino con Israel, por la situación conflictiva de esa zona de Medio Oriente, decidimos no pasar por este país sino sortearlo a través de una conexión por barco entre el puerto de Nuweiba, en el Sinaí egipcio, y el de Aqaba, en Jordania. De pasar por Israel o los territorios ocupados de Palestina, no podríamos posteriormente entrar a otros países árabes, como Siria y Líbano, que recorrimos a continuación.
En Damasco intentamos conseguir el visado para Irán, pero demoraban por lo menos quince días para darnos una respuesta (es decir, más del tiempo permitido por nuestro visa siria para esperarla), por lo que decidimos desviarnos, una vez en Turquía, hacia Istambul en vez de hacia la frontera iraní para, desde allí, volar directamente a Delhi. Sin pasar por Irán y otros países en aquel momento conflictivos, como Pakistán (convulsionado en esos días por el asesinato de Benazhir Butto), retomábamos en India nuestra ruta original.
Ya en ese país, tuvimos otro inconveniente diplomático que nos obligó a la última alteración de la ruta: la entrada al Tíbet, en los momentos previos a los juegos olímpicos de Beijing, estaba absolutamente vedada por los chinos, por lo que debimos saltar desde Kathmandú a Hanoi, sin pasar por China.
En reemplazo de los kilómetros que no íbamos a pedalear en China, alargamos la ruta en el sudeste asiático hasta Malaysia, desde donde volamos a Nueva Zelandia y luego, a través del Pacífico, aterrizamos en Santiago de Chile para hacer nuestro tramo final cruzando al cordillera de los Andes y la llanura pampeana hasta Buenos Aires, de donde habíamos salido un año y doce días antes.